La acción de simulación se encuentra fundamentada en la realización de un acuerdo o concilio simulatorio, entre las personas que forman parte de un determinado negocio jurídico, a fin de declarar una voluntad diversa a la real que los une contractualmente.
La Corte Suprema de Justicia, a través de su reiterada jurisprudencia, ha establecido los requisitos que deben darse para la prosperidad de esta acción, a saber:
- Demostrarse, más allá de toda duda, la existencia de un contrato ficticio o simulado;
- Que el demandante demuestre que le asiste un interés jurídico que lo faculte para interponer la acción;
- Que se logren acreditar suficientes elementos de convicción o indicios que prueben la simulación, demostrando la diferencia entre la voluntad real y la declarada por los contratantes.
Tipos de simulación:
– Simulación absoluta. Sobre la figura de la simulación absoluta, la Sala de Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia, mediante sentencia del 27 de julio de 2020 indicó lo siguiente:
“La simulación es (absoluta) cuando los intervinientes en el acto tuvieron la intención o voluntad de concretar ningún acuerdo verdadero, tendiente a la producción de efectos jurídicos, de tal manera que el convenio mostrado solo es aparente”[1].
Bajo dichos términos, para que exista simulación absoluta de un negocio jurídico, se requiere que la verdadera voluntad de las partes se encuentre oculta ante el negocio declarado, es decir, presupone la demostración de la inexistencia total de un negocio jurídico.
– Simulación relativa. Implica la acreditación de la existencia de un negocio jurídico diferente al realizado por las partes y pactado a través del acuerdo simulatorio, es decir, hay un negocio realmente existente, pero diverso al declarado públicamente en lo referente a su naturaleza, a condiciones, o partícipes.
[1] Corte Suprema de Justicia. Sentencia SC-25822020 del 27 de julio de 2020. M.P. AROLDO WILSON QUIROZ MONSALVO.